por Casa del Niño | Abr 24, 2024 | Información
“Tendemos a volvernos parecidos a las personas con las que formamos vínculos”
Te voy a compartir una historia que refuerza la enseñanza en este blog.
Hace mucho tiempo, en la India de 1901, vivía una mujer que admiraba profundamente a Gandhi. Confiaba en su sabiduría y anhelaba transmitirle a su hijo una lección importante. Este niño, como muchos otros, tenía un gran apetito por los dulces. La preocupada madre decidió llevarlo a Gandhi en busca de orientación.
Con humildad, la mujer se presentó ante el líder espiritual y le rogó: «Por favor, Gandhi, necesito tu ayuda. Mi hijo tiene un gran deseo por los dulces que me preocupa. ¿Podrías decirle que ya no los coma?»
Gandhi, con su mirada serena y suavidad en las palabras, respondió con una sonrisa comprensiva: «No puedo decirle al niño que deje de comer dulces.»
La mujer se sorprendió y, con cierta confusión, preguntó: «¿Por qué? ¿Acaso no puedes ayudarme en esto?»
Gandhi explicó con calma: «Mira llévate a tu hijo y vuelve en 30 días.»
Intrigada pero dispuesta a confiar en él, la mujer asintió y regresó 30 días después. Una vez más, se acercó a Gandhi con la misma súplica en sus ojos.
Esta vez, Gandhi se puso de pie con determinación y se acercó al niño. Con voz suave pero firme, le dijo que ya no debía comer dulces.
La mujer, asombrada por el cambio de actitud, no pudo contener su pregunta: «¿Por qué no pudiste hacer esto hace 30 días?»
Gandhi, con una sonrisa tranquila, respondió: «Hace 30 días, yo también disfrutaba de los dulces. No podía aconsejar al niño que dejara de comerlos hasta que yo mismo dejara de hacerlo.»
Y así, con su ejemplo, Gandhi enseñó una lección invaluable sobre la coherencia entre lo que predicamos y practicamos.
Enseñanza del cuento
Si queremos enseñar carácter debemos de mostrar carácter, no importa lo que digas sino lo que hagas, para poder transmitir con la esencia de la verdad. Es fácil hablar de integridad, honestidad o compasión, pero es en nuestras acciones diarias donde se revela verdaderamente quiénes somos. Si nosotros no somos personas de carácter,
¿Cómo podríamos esperarnos de ellos?
«Autocrítica del carácter»
Las respuestas son privadas, no están hechas para que otros las evalúen.
- ¿Tomaste decisiones pensando en el bienestar familiar a largo plazo?
- ¿Fuiste consistente en tus compromisos familiares?
- ¿Mantuviste tus valores ante presiones externas?
- ¿Supiste reconocer y corregir tus errores con tus hijos?
- ¿Mostraste empatía en situaciones difíciles con tus hijos?
- ¿Ejerciste autoridad de forma justa y equilibrada?
- ¿Fuiste un modelo de integridad y honestidad?
- ¿Promoviste el diálogo abierto y el respeto en la familia?
- ¿Mantuviste la calma en momentos de tensión con tus hijos?
- ¿Priorizaste el bienestar emocional de tus hijos sobre tus propias necesidades?
“La tarea más exigente, que te hace más humilde, y que te recompensa en la educación del carácter, es educar tu propio carácter”
Este blog también
https://casadelninotorreon.org/1035/articulo/inculcar-buenos-modales/
Con gratitud y compromiso,
Área de comunicación.
Encuentra y sigue las redes de la Casa Del Niño
Facebook
Instagram
por Casa del Niño | Abr 17, 2024 | Artículo
La importancia de inculcar buenos modales, los modales tienen un peso significativo en la formación y la aplicación de las leyes. Son ellos los que pueden generar irritación o suavidad, corrupción o pureza, exaltación o degradación, barbarie o refinamiento en la sociedad. Su calidad puede tanto fortalecer como debilitar la moralidad.
Los modales son pequeñas expresiones de moralidad que a veces subestimamos, pero que con el tiempo adquieren importancia. Son las maneras cotidianas en las que demostramos respeto hacia los demás y promovemos relaciones sociales armoniosas. Constituyen el tejido moral de nuestra convivencia con los demás, reflejando nuestro respeto y gratitud hacia ellos.
Educar a tus hijos en buenos modales puede ser desafiante, pero es tan crucial como enseñarles hábitos como cepillarse los dientes o hacer la cama. Con dedicación y paciencia, cualquier niño puede aprender a comportarse con educación. Verás cómo es gratificante cuando otros niños reconozcan y elogien el comportamiento respetuoso de tu hijo.
Los principales buenos modales
Aquí tienes una lista de comportamientos y acciones que contribuyen a una convivencia armoniosa y respetuosa:
- Expresar gratitud y cortesía de manera espontánea (por favor y gracias).
- Saludar al entrar y despedirse al salir de cualquier lugar.
- Evitar el uso de gritos, palabras groseras o un lenguaje vulgar al dirigirse a los demás.
- Abstenerse de hablar mal de otros y de burlarse de ellos.
- Mantener silencio cuando sea necesario, sin interrumpir.
- Solicitar permiso antes de realizar alguna acción.
- Ser puntual en compromisos y citas.
- Dar prioridad a las personas mayores al ceder el paso.
- Mostrar preocupación por los demás y ofrecer ayuda cuando sea necesario.
- Respetar las posesiones de los demás.
- Mantener orden en el entorno personal.
- Mantener una buena higiene personal.
- Cubrirse la boca al toser.
- Evitar acciones como hurgarse la nariz.
- Consumir líquidos sin generar ruidos molestos al sorber.
- Lavarse las manos antes de las comidas.
- Sentarse de manera adecuada en la mesa.
- Responder de manera educada al ser ofrecido algo, ya sea con un «no gracias» o un «sí por favor».
- Comer a un ritmo apropiado y masticar con la boca cerrada, sin hablar mientras se mastica.
- Utilizar cubiertos y evitar tocar los alimentos con las manos.
- Colaborar en el orden y limpieza después de las comidas.
- Pedir disculpas cuando se comete un error.
- Tocar las puerta antes de ingresar a una habitación cerrada.
El hogar, un lugar donde florecen los buenos modales y los valores fundamentales.
Cuando un niño llega al mundo, los padres se convierten en sus primeros y más importantes maestros. ¿El secreto? Educar con el ejemplo, comunicación constante y dedicación inquebrantable.
En el núcleo de la relación entre padres e hijos reside el amor, el respeto y la confianza. Cuando se trata de correcciones, la pedagogía positiva nos enseña que el elogio de las virtudes es más efectivo que la crítica de los errores.
Crear una voluntad fuerte en los niños requiere una combinación de firmeza y constancia por parte de los padres. Este enfoque no solo moldea buenos modales, sino que también fomenta la autonomía y la responsabilidad en los niños. Cuando nuestros hijos actúan con buenos modales, provocan una respuesta positiva de otras personas. Serán más felices, seguros y preparados, cuando llegue el tiempo y ellos se vuelvan padres de familia, enseñaran los modales progresivamente. Con su comportamiento cortés, va a ayudar a crear una sociedad más considerada y educada.
Con gratitud y compromiso,
Área de comunicación.
Encuentra y sigue las redes de la Casa Del Niño
Facebook
Instagram
Comentarios recientes